Es la condición más determinante para el rendimiento. Todas las demás cualidades y capacidades se ven potenciadas o difuminadas por la FORTALEZA MENTAL. Se compone principalmente de tres principios:
Se trata de la determinación para vencer los dos lastres habituales: La pereza y el miedo. Cuando tus objetivos son más fuertes que tus excusas, la FUERZA DE VOLUNTAD te activa hacia tus metas.
“LA FUERZA QUE ME IMPULSA A PERSEGUIR MIS SUEÑOS”.
Son los errores, las caídas, los fallos, las derrotas y las decepciones las que me muestran el límite. El límite que debo superar si quiero llegar al siguiente nivel. Son precisamente cada obstáculo y cada frustración quienes me otorgan la posibilidad de levantarme cada vez con más experiencia, conocimiento y mejores condiciones para volverlo a intentar.
“EL MISMO VIENTO QUE TE VUELCA EL BARCO (APRENDIENDO DE ÉL) TE IMPULSARÁ HACIA ADELANTE”.
Solo los mediocres diferencian la cabezonería de la tenacidad según el resultado. Un cabezón es el que sigue haciendo lo mismo sin aprender del error. Una persona tenaz aprende y persiste en su objetivo mejorando sus procesos. Fracasan los que se rinden y los que acumulan derrotas sin aprendizaje. Triunfan los que utilizan sus derrotas para aprender, mejorar y crecer perseverando sin cesar en sus objetivos.
“INSISTIR, PERSISTIR Y NUNCA DESISTIR”.
La esencia del jugador de élite que elige y crea su propio destino: Ser CONSCIENTE de tu realidad y RESPONSABILIZARTE con los procesos necesarios para transformarla. La academia fomenta con pasión cinco principios:
Es la suma de la comprensión y la destreza. SABER Y SABER HACER. Se trata de saber cada vez más siendo cada vez más capaces de hacer eso que se sabe. Teoría y práctica juntas, de manera indivisible.
“LA PASIÓN DE MEJORAR Y SER CADA DÍA MÁS CAPAZ”.
No eres ni lo que dices que eres, ni lo que crees que eres. ERES LO QUE HACES. Es tu comportamiento el que define cómo eres, por lo que en la medida que puedas modelar tu comportamiento, podrás ser como quieras.
“YO DISEÑO CÓMO SOY ELIGIENDO MIS VALORES Y CONSTRUYENDO MIS HÁBITOS”.
La entrega generosa y el estar al servicio de los demás determinan el compromiso. Si todos ANTEPONEMOS LO COLECTIVO a lo individual, el equipo será más fuerte y todos nos beneficiaremos también de forma individual.
“LO QUE DAS, TE LO DAS”.
Rendir es ser capaz de crecer para SUPERAR LOS OBSTÁCULOS y poder seguir adelante. Se trata precisamente de superar las piedras que forman el camino. Sin piedras no hay superación, por lo que no hay ni camino, ni crecimiento.
“IR LOGRANDO OBJETIVOS MIENTRAS OTROS EXPLICAN POR QUÉ NO HAN PODIDO”.
El éxito consiste en DARLO TODO CON DETERMINACIÓN y sin excusas, superarse cada día y crecer. La satisfacción sincera por haberlo dado todo y haberte superado es sin ninguna duda lo que más te va a acercar a la felicidad.
“TRABAJO PARA SER (cada vez más capaz) NO PARA ESTAR (en una posición o meta)”.
Partiendo del principio de que el mayor éxito es la satisfacción de persistir, crecer, superarse y buscar sin excusas tu mejor versión en cada momento, la plena satisfacción (y por lo tanto el éxito absoluto) viene de la mano de hacerlo manteniéndote firme ante la tentación de los atajos, las trampas y las triquiñuelas, actuando en todo momento con excelencia moral y virtud. Nuestro camino de los diez principios:
La confianza no es algo que se deba pedir o exigir al otro, sino que la tiene que trasmitir uno mismo. Ser digno de confianza nos compete a cada uno, a través de nuestro comportamiento y del cumplimiento de nuestros compromisos.
“DECIR LO QUE VAS A HACER Y HACER LO QUE HAS DICHO”.
La lealtad es posiblemente el mayor vínculo entre dos personas. Lo contrario es la traición (el mayor pecado en cualquier relación interpersonal). Un compromiso no tiene por qué ser eterno, pero ser leal durante el mismo y, en su caso, en la forma y tiempo de ponerle fin, es el mayor signo de excelencia moral.
“EL HONOR DE LA LEALTAD SE PRACTICA POR LA ESPALDA, EN LA DERROTA Y EN EL FINAL”.
La solidaridad y la hermandad con los compañeros (sobre todo con los más débiles) son los pilares fundamentales de la fortaleza de cualquier grupo. Ayudar al compañero y proteger al débil.
“UN EQUIPO ES TAN FUERTE COMO EL MÁS DÉBIL DE SUS MIEMBROS”.
Cooperamos para competir mejor, en lugar de rivalizar de forma individual. Ayudarnos mutuamente, colaborar y jugar en equipo desde la generosidad nos convierte en un equipo infinitamente superior al que seríamos si cada uno hiciese la guerra por su cuenta.
“LA UNIÓN HACE LA FUERZA Y LA COOPERACIÓN ROMPE LOS LÍMITES”.
Autoexigencia y responsabilidad individual para hacer lo que se debe hacer. Ser riguroso con las tareas hasta convertirlas en hábitos. También acatar tanto los acuerdos del mismo, como las directrices del líder. Pensamiento libre y espíritu crítico (constructivo) sí, pero siempre anteponiendo el grupo, siguiendo las normas y cumpliendo los pactos.
“SER DISCIPLINADO TE DA LA POSIBILIDAD DE SER LIBRE SIN DEJAR DE PERTENECER AL GRUPO”.
“TUS ACTOS CREAN TUS HÁBITOS, TUS HÁBITOS TU CARÁCTER Y TU CARÁCTER TU DESTINO”.
Estar siempre al servicio del grupo y de todos tus compañeros. Ser de utilidad para cada uno de ellos y para el objetivo común. Hacer, proponer de forma constructiva y aportar soluciones.
“QUIEN RESULTA DE UTILIDAD SE TORNA NECESARIO Y SE CONVIERTE EN IMPORTANTE”.
Saludar, agradecer y ser amable. Todo el mundo acarrea dentro su guerra interna y nada resulta más gratificante que la sensación empática de ser comprendido. Los buenos modales y el trato cortés generan contextos mucho más fértiles para el trabajo en equipo.
“LO CORTÉS NO QUITA LO VALIENTE… Y GENERA BUEN AMBIENTE”.
Solo la mediocridad, los complejos y los miedos pueden explicar una actitud triste, malhumorada o irritable en el desempeño de una tarea. Una persona (y un equipo) que tenga sus sueños, sus objetivos y sus retos bien definidos, solo puede afrontarlos con la alegría de quien se lanza con pasión a la conquista de estos.
“DISFRUTAR DEL CAMINO HACIA TUS METAS ES LA MAYOR FUENTE DE ALEGRÍA QUE UNO PUEDA IMAGINAR”.
Respetar las normas del juego, de la competición y de una contienda deportiva honesta y noble es la única manera de honrar tanto al propio deporte como a nosotros mismos como deportistas. En un mundo que cada vez nos empuja más a los atajos, al todo vale y a dar más importancia a lo externo-superficial que a lo interno-profundo, la deportividad es el único bastión que puede dar honorabilidad a nuestros logros y motivo de satisfacción-realización real a quienes la respeten durante el proceso.
“EL ÉXITO SIN HONOR ES EL MAYOR DE LOS FRACASOS”.
Solo el que entienda que los adversarios, los jueces y árbitros, todos los obstáculos (justos o injustos) que se presenten en la contienda y cada adversidad que nos depare el propio camino, son todos ellos imprescindibles para su propia realización, podrá llegar a respetarlos, defenderlos e incluso quererlos, con humildad, convirtiéndose en un auténtico guerrero, luchador, jugador y deportista.
“LUCHAR CON HONESTIDAD; RESPETAR AL ADVERSARIO; RECONOCER LOS ERRORES; SER HUMILDE EN LA VICTORIA, TEMPLADO EN LA DERROTA Y JUSTO EN TODO MOMENTO”.